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PEDRO PRIETO En la mañana de ayer se tenían que celebrar dos actos en el Psiquiátrico: la inauguración del timbre de la 'Casa Grande', al que tenían que asistir una representación de moteros de la Harley Davidson, y el homenaje de despedida a sor Otilia por sus más de 40 años de servicios a la entidad.

La lluvia que comenzó a caer a primeras horas de la mañana impidió que llegaran hasta allí los moteros. Sin embargo, ambos actos se llevaron a cabo. Por una parte, y a modo testimonial, los recluidos en el pabellón de la 'Casa Grande', así como quienes trabajan en ella, mostraron su agradecimiento a la sor por su abnegada labor durante más de cuatro décadas, «en las que se han hecho muchas cosas para mejorar todo esto "señaló", pero que se tienen que seguir haciendo muchas más».

También fue testimonial la inauguración del timbre del pabellón de la 'Casa Grande' "un Psiquiátrico dentro del Psiquiátrico", timbre que había sido pedido a la dirección del centro a lo largo de los últimos ocho años, pero ante la negativa de ésta a colocarlo, no ha quedado más remedio que comprarlo a escote entre todos "internos y trabajadores" e instalarlo junto a la puerta, también entre todos, colocando una placa de tiesto en recuerdo, placa que reza: «Timbre conseguido por suscripción popular, 'Casa Grande' y la Voz de la Esperanza».

Y decimos que el acto ha sido testimonial, porque comprar un timbre entre todos no hace más que testimoniar el abandono en que este pabellón se encuentra por parte de la Administración, que ni siquiera un timbre le compra, pabellón, o mejor, almacén de enfermos mentales crónicos, que si son tales tal vez es porque nadie se preocupa de que mejoren. Lo curioso del caso es que la autoridad competente recién elegida después del 13-J, a pesar de reconocer lo mal que están en él los enfermos, a quienes últimamente les han quitado la calefacción del comedor y sala de estar y han convertido uno de sus espacios libre donde jugaban a ping-pong en cocina, tampoco hacen nada por buscar una solución.