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El alumbrado decorativo es parte indispensable del paisaje de los pueblos y ciudades de Mallorca cuando se acercan las fiestas de Navidad y Año Nuevo. No sólo Palma decora sus calles con imaginativos paneles luminosos, y los ayuntamientos de la Part Forana cada vez se esfuerzan más por intentar alegrar las fiestas y el ánimo a sus ciudadanos en estas fechas en que, además de salir la gente a la calle para realizar compras, pasear y celebrar fiestas, los días son los más cortos del calendario.

En Inca, el alumbrado público de este año ha superado al de ediciones anteriores. La Plaça d'Espanya y el Carrer Major, así como los demás viales peatonalizados, son una delicia para el paseante. En cambio, el «Bones Festes» instalado sobre la carretera de Mancor, a la entrada de la ciudad, deja mucho que desear.

No muy lejos, en Binissalem, la iluminación navideña es más discreta, pero su resultado no tiene nada que envidiar al de otros pueblos y prueba de ello es la magnífica estrella luminosa que atraviesa los muros exteriores de la iglesia parroquial.

En cambio en Sineu, vale la pena que corrijan errores del presente y el próximo año se esmeren algo más. Más que iluminación navideña, las bombillas de colorines instaladas en determinados puntos parecen más propias de una verbena.

En Manacor, lo mismo que en Inca, se ha realizado un magnífico esfuerzo por dinamizar la vida y el ambiente de las áreas recientemente peatonalizadas, coincidentes con el centro de la ciudad y la zona comercial. Además, las avenidas que circundan Manacor también han mejorado su aspecto. No así en los barrios periféricos, que protestan por su condena a la oscuridad.