Los buenos resultados obtenidos por el PP en las elecciones
generales celebradas este domingo han tenido, como es sabido,
consecuencias en el ambito nacional. Joaquín Almunia,
inmediatamente después de conocer el nuevo mapa político,
presentaba su dimisión irrevocable como secretario general del PSOE
para hacer posible una renovación en el seno de su partido, una
renovación que algunos estiman que debió producirse mucho antes.
Algo tendrá que hacer también Izquierda Unida, la fuerza peor
parada tras los últimos comicios. Si algo queda claro para los
analistas es que el pacto PSOE-IU ha sido negativo para ambas
formaciones.
En el caso de Balears, la ventaja obtenida por los populares es
la mayor conseguida en toda su historia, lo que, evidentemente,
debe mover a la reflexión a los partidos integrantes del Pacte de
Progrés. Es cierto que los resultados no son extrapolables a unas
elecciones autonómicas, si bien debe tomarse buena nota de cuáles
son las tendencias para actuar en consecuencia. Los más
perjudicados han sido, también aquí, PSOE y EU, en tanto que UM ha
mejorado sensiblemente sus resultados, en especial en la Part
Forana, y el PSM se mantiene en unos niveles similares.
Aunque los malos resultados de la izquierda se atribuyan a la
abstención, que ha sido muy elevada, tampoco debemos olvidar que
los porcentajes de participación son similares a los que se
registran habitualmente en Europa.
Dadas estas circunstancias, lo que sería enormemente negativo
sería un enfrentamiento entre el Ejecutivo autonómico y el Gobierno
central, algo que debe evitarse en beneficio de nuestra comunidad.
Resta por ver, además, si Aznar mantiene sus palabras y exhibe un
talante dialogante a pesar de contar con una mayoría más que
suficiente.
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