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Tras 35 años de servicio, la fábrica de gas de Son Molines, que fue desde 1965 el principal productor de gas canalizado de Palma, dice adiós. La compañía GESA convocó ayer a los medios de comunicación para explicar los pormenores del inicio de las obras de desmantelamiento de los gasómetros ubicados en Son Molines. Según la empresa mallorquina, el cese de la actividad «mejorará el entorno medioambiental de una zona de gran aumento vegetativo».

Después de que GESA elaborara los estudios técnicos y de seguridad para solicitar los permisos correspondientes de inicio de las obras ante los organismos competentes, se ha llegado a la situación actual, en la que Son Molines desaparece tras una actividad que desarrolló desde 1965. En el lugar, sólo permanecerán los edificios necesarios para que el personal de GESA pueda ejercer la actividad de distribución, según explicó el portavoz.

Los tiempos han cambiado y la red del nuevo gas (aire propanado), muy distinto al que se fabricaba en Son Molines, se extenderá hacia los municipios de Marratxí y Calvià y a las zonas de Gènova, Marivent, Cala Major y Sant Agustí. A medio plazo, y con la llegada del gas natural a la Isla, está previsto formar «ejes» de distribución que conducirán el producto a Alcúdia, Andratx y Manacor.

Según las previsiones de la compañía, la introducción del gas natural en todo el territorio insular mallorquín podría realizarse en el año 2005.
GESA ultimó el pasado año el fin de la operación de cambio de gas en Palma que, junto al cambio de red, ha supuesto un coste de 8.500 millones en los últimos 14 años.

«Lo primero que hay que conseguir, con el esfuerzo de la sociedad mallorquina, es que llegue hasta aquí el gas natural, para luego acometer los estudios para encontrar la solución más efectiva en las otras islas», dijo el portavoz.

Destacó la apuesta de las administraciones central y autonómica por el gas natural «pese a las dificultades, que son salvables» y anunció para el mes de junio del año 2000 la presentación de datos para que el Govern pueda adoptar una decisión sobre la ubicación de la planta regasificadora de gas natural, «que es la más conflictiva». El equipo de trabajo formado por el Govern balear, GESA y Gas Natural que estudia las alternativas técnicas y de ubicación trabaja en esa dirección. La planta podría construirse en tres años.