Una bufanda del equipo de sus amores puede ser un buen regalo. Foto: J. ROSSELLÓ.

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El domingo muchos hogares se verán inundados de regalos para papá. Habrá de toda clase y estilo. Precisamente, en el mundo del regalo para el padre hay dos campos: el real, de acuerdo con la economía del crío "próxima a las tiendas de todo a cien", y el ficticio o irreal, "aquél al que el niño no puede llegar, ni siquiera rompiendo la hucha, a no ser que le ayude mamá". También sugerimos, en uno y otro campo, originalidad.

El mundo ficticio. Se trata de buenos regalos que cualquer padre agradecerá... pero son caros. En primer lugar, una silla ergonómica para que se pueda trabajar con comodidad y sin riesgo de lesionarse la espalda. Un viaje a Estambul para presenciar el Galatasaray-Mallorca no está nada mal, y ahora, con la apertura de Port Aventura, también se puede gratificar a esos niños grandes que son los padres. Más asequible es una boina de lana con orejeras, para los días más fríos. Para el padre más práctico se debe pensar en los triángulos homologados para cuando el coche se averíe en la carretera o en dos entradas para ir a ver a Raphael. Para el romántico, una cena para dos en un restaurante frente al mar o una motocicleta de hojalata. No fallarán.

El mundo real supone un giro de 180 grados. A continuación hay regalos que no pasarán de las dos mil pesetas: un llavero con linterna, dos entradas para ver «La milla verde», una bolsa de nubes o una caja de gominolas, una bufanda o póster del Mallorca (o del equipo de sus amores), un juego de dominó o de cartas, diez boletos para disfrutar del Ram, un CD regrabable y una caja de disquetes o una cámara de usar y tirar.