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La Part Forana mallorquina es pródiga en representaciones de Es Davallament en la noche del Viernes Santo. De gran tradición y solera enmarcados en lugares muy estratégicos están los de Pollença, Artà y Felanitx, que este año cumple su veinticinco aniversario. En estas tres localidades se realiza con una imagen articulada de un Cristo que luego se deposita sobre un lecho. Más recientes son los que se verifican en vivo en el santuario de la Consolació en Sant Joan y en Santa Margalida. En esta última localidad un entusiasta grupo de personas pertenecientes a las cofradías de penitentes locales preparan ya este emotivo acto que se llevará a cabo el Viernes Santo una vez finalizado el oficio litúrgico junto al pórtico parroquial de ses dones.

Allí se sitúa una cruz en la que una persona representa la figura de Cristo crucificado, cuyos efectos especiales de soportes, maquillajes y peinado le confieren gran autenticidad. En esta escena comparecen también los personajes de la Virgen María, San Juan, las «tres Marías», varios centuriones, José de Arimatea, Nicodemo y otros discípulos.

Una vez bajado de la cruz pasa a una plataforma a modo de paso donde se sitúa la representante de la Virgen que sostiene en sus brazos al crucificado. Este paso viviente lo procesiona la cofradía Mare de Déu de Lluc i Crist de la Pietat desde hace ocho años y sigue el recorrido habitual del desfile del Viernes Santo.

Esta misma cofradía suele escenificar el Jueves Santo un paso viviente sobre la Pasión y Muerte de Cristo como «Oración de Jesús en el huerto», «Traición de Judas», «La flagelación», «Coronación de espinas», «Cristo con la cruz a cuestas» y «Crucifixión».