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Ayer por la mañana, María Belén, hija de Concha, compañera de Andrés Pajares, hizo la primera comunión junto con otros niños en La Merced. (Me cuentan que fue bautizada hace una semana). Pocos minutos antes de que se iniciara la misa llegó Belén con su madre y Pajares, que hacía las funciones de padre, y que, dicho sea de paso, las hizo muy bien: adoptando una actitud discreta, pero apoyando constantemente a su mujer en aquel trascendental momento.

Andrés, quien, según parece, este verano va a hacer muchas galas, vestía de americana oscura y jersey con una especie de desgarro a la altura del cuello, mientras que Concha lucía un precioso vestido de color fucsia, con estampado de flores, todo en tono claro, y chaqueta y zapatos a juego. Belén, por supuesto, vestía de largo y de blanco y estaba muy guapa. Como el resto de niños y niñas.

Andrés y Concha se sentaron en el primer banco. En el momento de la comunión, Cocha observaba a su hija con gran emoción, mientras que Andrés, también emocionado, apretándole cariñosamente el hombro y luego tomándola de la mano, le transmitía ternura.

Finalizada la misa, Belén, en nombre de sus compañeros, dio las gracias a los asistentes, a quienes manifestó lo felices que se sentían. A continuación cada niño fue reuniéndose con sus padres. A la salida, un gracioso prendió una minitraca que, por lo imprevista, asustó a algunos de los allí presentes, entre ellos a Belén, a quien "según comentó Andrés" los petardos la aterrorizan desde muy niña. Antes de desplazarse a Aquacity a celebrar el almuerzo, Andrés señaló que de boda con Concha, como la llama, de momento no hay nada, y de hijos «vamos sembrando, pero no llegan»