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Paola y Alberto de Lieja se casaron el mes de julio de 1959 y vinieron a Mallorca a pasar su luna de miel. Toda la prensa mundial señaló nuestra isla y, concretamente, Formentor como el lugar de destino de la pareja para pasar los primeros días de su luna de miel; el mismo que eligieron Grace Kelly y Rainiero de Mónaco.

Alberto y Paola llegaron al aeródromo de Son Sant Joan a las once y media de la noche en el avión personal del rey Balduino. Acompañados del cónsul de Bélgica, sr. Casasnovas, llegaron a Villa Quirós, una residencia que se alzaba sobre unos acantilados y que era propiedad de la belga Snault Perleire. Los príncipes dedicaban muchas horas al motorismo acuático, recorriendo la bahía a toda velocidad en la motora «Paola», y se dejaban ver y fotografiar durante sus salidas, excursiones y baños en calas y playas como la de Sant Vicenç, Santa Ponça, Camp de Mar...

La figura de Paola, que solía pasearse por el puerto de Pollença luciendo alpargatas artesanas, y de Alberto, siempre deportivamente ataviado, iban siendo familiares entre los residentes y veraneantes de Formentor. Antes de marcharse de Mallorca oyeron misa en el oratorio de Cala Murta que mandó construir el poeta Costa i Llobera y pasearon por las calles de Palma mostrando, en Casa Guardiola, su interés por la artesanía balear. La «frágil princesita de ensueño» "así la llamaban" cautivó a la prensa mallorquina y el cantante Adamo que le compuso una canción.