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Desde que el turismo hacia las Baleares se ha convertido en masivo hay voces que claman por un descenso del número de visitantes y ésta parecía ser también la opinión del Pacte de Progrés, que en repetidas ocasiones ha mostrado su preferencia por un turismo de mayor calidad y menor número. En esa misma línea, en los últimos meses se ha creado un clima de opinión en el que se ha demonizado al turismo, al que se culpa de todos los males: basuras, falta de agua, saturación de carreteras, destrucción del paisaje,... El turista se estaba convirtiendo en un huésped incómodo cuya presencia causaba excesivas molestias. Bien, este inicio de la temporada ha sido como pretendían algunos. El número de visitantes ha descendido alrededor de un diez por ciento. ¿Objetivo cumplido?

Para muchísimos ciudadanos ésta no es una buena noticia. Se han disparado las primeras señales de alarma y el mismo Govern que hablaba de lo idóneo de recortar el número de turistas, ya ha tomado cartas en el asunto. El sector turístico está preocupado y con él, el Ejecutivo autonómico, pues a nadie se le escapa que ésta es prácticamente nuestra única fuente de ingresos. Y con el turismo no se puede jugar. Podemos luchar por la desestacionalización pero con mucho seny. Miles de familias viven del turismo y no pueden permitirse que se eche todo por la borda.

Los interesados se han reunido ya para analizar la situación y descartan que la polémica ecotasa tenga algo que ver con el descenso de turistas, aunque sí con la competencia de otros destinos turísticos más baratos. Algunos empresarios se sienten tentados a bajar precios para atraer de nuevo a sus clientes, pero el conseller advierte que ése no es el camino. De momento parece que habrá un plan de choque promocional allí donde se estima que se han perdido turistas. No hay que ser catastrofista, pero no cabe duda de que éste ha sido un aviso a tener en cuenta.