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Los consumidores de Balears se han visto sorprendidos este año con el retraso de las rebajas de verano. Cuando en toda España todos los establecimientos ponen a la venta sus artículos con sensibles reducciones de precios, aquí habrá que esperar al 24 de julio, por una decisión del Govern tras haber consultado a las patronales del pequeño comercio.

El Govern pretende proteger a los comerciantes, que esperan aprovecharse de la presencia de los turistas. Está bien que un Gobierno trate de defender los intereses del comercio menor en competencia con las multinacionales, pero no debe olvidar que también debe proteger a los consumidores. ¿Se ha reunido el Govern con los consumidores? ¿Ha consensuado con ellos esta medida?

A nadie se le escapa que equipar a toda la familia de cara a la temporada veraniega supone un importante desembolso. Frente la idea generalizada de una comunidad rica, debe imponerse la auténtica realidad social de Balears, con miles de familias a las que no les sobra el dinero y que esperan las rebajas para hacer sus compras de verano. Este inoportuno retraso les está creando problemas. No se puede perjudicar a los ciudadanos de estas islas para que los comerciantes puedan hacer su agosto en julio a costa de los turistas.

Los consumidores no entienden por qué en otras zonas turísticas del Estado, como la Costa del Sol o la Costa Brava, ya pueda haber rebajas y en Balears, no. Es muy probable que los dirigentes del pequeño comercio se estén equivocando y estén perjudicando a sus propios afiliados, a los que les beneficiaría haber empezado las rebajas. Existe el riesgo de que el consumidor no compre ahora y cuando llegue el momento castigue a los comercios que han provocado el retraso de las rebajas y se decante por las grandes superficies.