El myotragus balearicus, un pequeño caprino de 45 centímetros que
vivía de forma exclusiva en Balears y que se extinguió hace unos
cuatro mil años, podría haber tenido una percepción del mundo más
visual que olfativa y, por lo tanto, más parecida a la de los
humanos. Esto podría ser, en parte, por la gran abundancia de
alimentos que tenía el animal en unas islas paradisíacas sin
enemigos, y que por tanto no necesitaba desarrollar su cuerpo para
defenderse o sobrevivir.
La aparición del hombre acabó con la especie. Esta es una de las
últimas hipótesis que está trabajando un grupo de paleontólogos del
Insitut Mediterrani d'Estudis Avançats, órgano mixto del CSIC y la
Universitat, a partir de los restos de myotragus extraídos
recientemente de la cueva Estreta, en Pollença. Este nuevo material
«nos permitirá avanzar en el estudio de estos mamíferos ya
desaparecidos». El equipo de expertos mallorquines, dirigidos por
Josep Antoni Alcover, ha exhumado más de dos mil huesos en su
última expedición y en estos momentos está acabando de catalogar el
material.
Con el material hallado, los investigadores están realizando al
menos tres clases de estudios. Uno hace referencia a la dentadura
del mamífero en las últimas etapas de su vida, «hecho que nos está
aportando datos sobre la longevidad del animal y de su
alimentación. Como mínimo ya sabemos que el myotragus tenía un
período de vida superior que el de las cabras», señala Alcover. Por
otra parte, se esta juntando todo el material hallado en base a un
estudio del crecimiento del animal. El tercer aspecto que se
estudia es la capacidad olfativa a partir del material recogido en
la cueva des Moro y la cueva Estreta.
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