A nadie se le escapa que llegar a unos Juegos Olímpicos es el sueño
de todo deportista y regresar de ellos con una medalla, la meta más
alta que se pueda alcanzar. Por eso los atletas que han estado ahí,
en un podio olímpico, constituyen un tesoro deportivo para una
nación. Apenas dentro de unas semanas tendremos ocasión de ver la
actuación de nuestros deportistas en Sidney. La mayoría coincide en
que será una cita difícil, en gran parte por el clima de la zona.
Por eso se han preparado a fondo y ahora afrontan los últimos días
de entrenamientos in situ antes del gran día.
Mallorca tiene el privilegio de enviar nada menos que siete
deportistas a la cita olímpica australiana. Un regatista, cuatro
ciclistas, un jugador de voleibol y otro de fútbol de esta tierra
estarán allí, dando lo mejor de sí mismos, después de cuatro años
de entrenamientos durísimos, defendiendo la bandera española y,
también, por qué no, a su isla. Sin embargo, las autoridades
deportivas isleñas, lo mismo por parte del Govern balear que del
Consell Insular, parecen ignorar estos hechos.
Estamos en agosto, prácticamente todas las administraciones
están paralizadas, pero nunca es demasiado pedir un paréntesis en
las vacaciones para hacer un gesto, un solo detalle que evidencie
que a los políticos "sobre todo a los que tienen en sus manos
nuestro futuro deportivo" les importan estos chicos y chicas que se
dedican en cuerpo y alma al deporte. El lunes marchaba hacia Sidney
Pepote Ballester, que defiende el oro olímpico que logró en
Atlanta, y nadie "salvo amigos personales" fue a decirle adiós, a
desearle buena suerte.
Ni siquiera le llamaron por teléfono para brindarle el apoyo que
todo atleta necesita en citas como ésta. Veremos si a la vuelta,
cuando traigan la medalla "eso deseamos" colgada del cuello, se
presentan o no las autoridades para la foto del triunfo.
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