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Más de 300.000 niños combaten hoy en grupos guerrilleros o ejércitos nacionales en todo el mundo. Ésta es la contundente información que nuclea un estudio llevado a cabo por una federación que agrupa a organismos internacionales, entre los que se encuentran algunos tan conocidos como Amnistía Internacional, o «Human Rights Watch». Cerca de 120.000 menores de 18 años son utilizados para la guerra tan sólo en Àfrica, mientras que en Asia no dejaríamos de encontrar cantidades parecidas. Los niños son usados como carne de cañón en los muchos conflictos armados que, declarados o no, se mantienen ahora en todo el planeta. A nadie debe importar la filiación política o el signo de quienes recurren a semejante «mano de obra bélica»; sean nacionalistas de derecha, guerrilleros separatistas o rebeldes integristas, entendemos que sobre todos ellos debe caer por igual el mismo baldón. En algunos lugares los niños son reclutados a punta de pistola. Pero más frecuentemente son la pobreza, la tendenciosa propaganda, la marginación y la ignorancia, las que acaban llevando a esos niños a engrosar las filas de ejércitos y milicias armadas. Muchos de ellos morirán, lo que siempre es lamentable. Pero cabe preguntarse por el destino de los que sobrevivan. ¿Cómo puede llegar a ser la edad adulta de alguien que ha empuñado las armas a una edad "10, 12, 15 años" en la que sus iguales de otros países más afortunados juegan y se escolarizan? ¿Qué tipo de respeto pueden alimentar hacia sus semejantes, hacia la vida misma, quienes desde temprana edad han podido comprobar lo menguado de su valor? Obviamente, el objetivo del organismo internacional que ha elaborado el informe aludido es lograr la prohibición del reclutamiento de menores. Pero hasta una iniciativa tan sensata encuentra dificultades. Procedentes especialmente de países como Estados Unidos o el Reino Unido, en donde se puede entrar en el Ejército a partir de los 15 años. Lo que, entre otras cosas, pone de relieve que en algunos aspectos las diferencias entre el mundo desarrollado y el menos desarrollado no son tan grandes como algunos pretenden.