La economía balear recurre en los momentos de expansión a mano de
obra no residente al no poder cubrir la actividad estacional con
los residentes, circunstancia que se viene repitiendo desde los
años 60, pero que se ha acentuado en los últimos años como
consecuencia del actual ciclo de bonanza económica en el que están
inmersas las Islas.
Este hecho, en opinión del director general de Economia, Antoni
Monserrat, tiene un valor añadido importante, «dado que este tipo
de emigración no se estabiliza, lo cual no crea conflictividad
social en materia de integración y sí tiene un alto valor añadido
para la economía balear. En los 60, se producía el efecto
contrario, es decir que los trabajadores que llegaban a las Islas
durante un determinado tiempo del año, luego se quedaban aquí a
vivir de forma permanente».
Este año, según un estudio elaborado por la Direcció General
d'Economia, el número de trabajadores estacionales, tanto fijos
discontinuos como contratados a tiempo parcial, ha ascendido a los
100.000, de los cuales el 40% ha sido cubierto por trabajadores
estacionales residentes y el resto por no residentes: «es una media
que se viene repitiendo en los últimos años, pero que se agudizará
más a corto plazo, debido a la tendencia de la economía
balear».
Monserrat puntualiza que del total de trabajadores estacionales,
«hay 40.525 residentes y buena parte de esta mano de obra está
cubierta por mujeres, ya que el sector servicios se está
feminizando por los tipos de contratos que se realizan, sobre todo
en hostelería y restauración, lo cual es un dato a reseñar y tener
en cuenta desde el punto de vista económico y sociolaboral».
Trasvase de trabajadores entre sectores
productivos
El trasvase de trabajadores entre los diferentes sectores
productivos de la economía balear se ha acentuado en el presente
ejercicio, en concreto en la fuga de mano de obra de restauración y
hostelería al sector de la construcción por las elevadas
retribuciones económicas. Este trasvase, en este verano, ha
generado distorsiones en materia de contratación laboral en la
restauración, que ha incidido en la calidad de servicio por
contratarse trabajadores sin la debida experiencia en el ramo.
Curiosamente, en agosto se produjo el efecto contrario en
construcción por la baja actividad, supliendo la falta de mano de
obra puntual en el mes punta del verano en el sector turístico.
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