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Los actos de la Diada de Mallorca comenzaron con una misa solemne en la Seu. Las autoridades, con Maria Antònia Munar a la cabeza, se dirigieron desde la sede del Consell de Mallorca hasta la Seu, acompañadas por la Guardia de Honor de la Policía Local, los maceros de la institución mallorquina y la banda de la Fundació per a la Música d'Alcúdia.

La misa fue presidida por el obispo de Mallorca, Teodor Úbeda. Durante la celebración, Aires Sollerics realizó una ofrenda folclórica, mientras numerosas asociaciones de tercera edad, instituciones y partidos políticos depositaron flores ante el altar mayor de la Seu, llenando el recinto de toda clase de ramos, ya que la Catedral estaba abarrotada. La misa era en honor de la Mare de Déu de Lluc, cuya festividad se celebraba ayer aunque la ofrenda se hizo en honor del rey Jaume II, que está enterrado en la Catedral.

Tras la misa, las autoridades abandonaron la Seu y se dirigieron al mirador, donde se procedió a la habitual suelta de palomas. Munar, que estuvo en todo momento acompañada por Antich, destacó que «la participación en la Diada va aumentando año tras año», pero ve escasas posibilidades de que pueda convertirse en festivo. Maximilià Morales, presidente del Parlament, también participó en la suelta de palomas.