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Finalmente se desbloqueó la salida de combustibles de los depósitos de la Compañía Logística de Hidrocarburos (CLH) ante la presencia de un fuerte dispositivo policial que no tuvo necesidad de actuar en ningún momento. Y eso es lo único positivo que puede extraerse de la crisis vivida en los últimos días, que se haya puesto fin al desabastecimiento de combustibles.

En la parte negativa de la balanza hay que situar la tardanza en adoptar medidas, permitiendo que se llegara a una situación caótica, con un colapso total en todos los accesos próximos al lugar donde se encontraba una estación de servicio, con los ciudadanos al borde de la taquicardia pensando en que iban a quedarse sin gasolina y con los servicios de transporte público a punto de sufrir una paralización por causas ajenas y que iba a influir y de qué manera en un parón total de la sociedad.

Además, era evidente que el bloqueo era ilegal, por lo que era preciso que desde la Delegación del Gobierno se actuara rápidamente y se evitaran los múltiples perjuicios causados a empresas y ciudadanos en estos días pasados, en los que un grupo de pescadores y agricultores han puesto en jaque el funcionamiento normal de toda una isla; de igual modo que el Govern balear debió mantener una actitud más responsable que la exhibida en este conflicto e intentar adoptar también las medidas pertinentes para colaborar en la solución de crisis.

Y una vez más hay que reiterar que las movilizaciones, además de ajustarse a la ley como norma fundamental, no pueden ni deben en ningún caso perjudicar a la mayoría de los ciudadanos. Habrá que pensar que en el futuro no se volverán a repetir situaciones como la que hemos vivido y que se adoptarán cuantas medidas sean precisas para poner coto a los desmanes y permitir nada más y nada menos que la habitual vida cotidiana de nuestra comunidad.