Grupo de 'beatetes' de distintas ediciones junto al sepulcro de la Santa.

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El «Carro de la Beata» comenzó por las fiestas que se hicieron en Palma y los pueblos con motivo de la beatificación de Santa Catalina Thomàs. Doscientos años después sigue esta manifestación popular en Ciutat, en la que se reúnen grupos de baile, asociaciones de vecinos y bandas de música.

El papel de la beateta, está a cargo de una niña de siete años de edad desde hace muchas décadas. Las monjas Canonesas conservan una lista, aunque no completa, de las niñas mallorquinas que en su día representaron a la Santa. El dato más antiguo corresponde a Antonia Colom Quetglas, en el año 1922. Le sigue la de 1926, María Roca Barceló, y Catalina Fortuny en 1930. En los años 1941 y 1946 lo fueron María Truyols Moragues y María Magdalena de Formiguera, respectivamente, continuando una larga lista hasta nuestros días.

Pilar Ferrer Bascuñana, ex diputada y ex presidenta de Cultura del Consell Insular de Mallorca, es una persona que ha vivido y vive intensamente la fiesta de la Beata. Pilar explicó que «esta fiesta se celebraba tradicionalmente el primer domingo de agosto y la última vez fue en 1980. A partir de esta fecha el entonces Consell General Interinsular, con Jaime Canudas al frente, asumió la organización de la cabalgata, pues antes sólo paseaba el carro, decidiendo que debía potenciarse al máximo esta fiesta».

Pilar Ferrer entró de lleno en la fiesta al tener una tía monja canonesa, y al ser las monjas de clausura, las representaba en las reuniones del Consell. Este organismo formó una comisión, continuando su representación de las monjas, que sigue contando con ella para la organización».