Pere Sampol y Julián Puig, dos de los promotores de la iniciativa. Foto: P. BOTA.

TW
0

El Govern balear, a través de las conselleries de Economia, Comerç i Indústria y Agricultura i Pesca, ha encontrado la solución para la comercialización de los ocho millones de kilos de naranja de Mallorca se destruyen cada año al estar saturados los mercados. De esta forma, y gracias a la implicación de la empresa Miret, se comprará los excedentes de naranja que haya en la Isla, a un precio competitivo para el productor, y con ellas harán zumo de naranja natural que, una vez envasado, será comercializado con el nombre «Taronja sucada de Can Puig».

Con una producción anual en la Isla situada entre los 30 y 35 millones de kilos y variedades que por su aspecto, que no por su calidad, tienen difícil salida al mercado, el problema principal del sector residía en la falta de una industria de transformación que asumiera los excedentes. Hasta el acuerdo entre la Administración y la empresa de bebidas no había, por tanto, ninguna fórmula comercial para dar salida a las naranjas que no se podían vender debido a la presión de productos extranjeros, presión que, a su vez, hacía bajar el precio medio de toda la cosecha.

Con la nueva oferta, que supone una inversión de 158 millones que será pagada por el Govern en un 40 por ciento, se consigue también, según señaló el conseller d'Economia, Comerç i Indústria, Pere Sampol, mejorar la renta de los payeses. Actualmente el productor que quiere retirar sus naranjas recibe entre 16 y 17 pesetas mientras que, con la iniciativa recibirá unas 30 pesetas, 20 que pagará la empresa y 10'50 que pagará la Unión Europea como ayuda a las industrias de transformación.

El objetivo principal, según declaró Julián Puig, de Miret, es encontrar nuevas vías de comercialización para los productos de Balears y, al mismo tiempo, adaptarse al mercado moderno que exige productos manufacturados de calidad. «Las naranjas que se producen en las Islas tienen una calidad excelente pero tienen que competir con las que vienen de fuera, más malas pero con mejor presencia. Nosotros queríamos aprovechar esta calidad para hacer un producto diferenciado y ayudar al sector primario», señaló Puig.