Los presupuestos de 2001, que ascienden a 37.000 millones, y
aprobados ayer inicialmente en el pleno de Cort con los votos en
contra de la oposición, fueron calificados por UM, como «una
fotocopia de los del año pasado» y por el PSOE de «poco fiables»
mientras EU-EV criticó la escasa inversión en las barriadas.
El alcalde, Joan Fageda, destacó, en la presentación de los
presupuestos la opción del equipo municipal de subordinar los
impuestos directos e indirectos únicamente a la subida del IPC y
justificó el incremento de las tasas por la creación de nuevos
servicios y el aumento de los costes para homologar las
retribuciones de las plantillas con el resto de ayuntamientos del
país. Según Fageda, Palma se sitúa entre las ciudades españolas en
la franja media de la presión fiscal y ocupa el 37 lugar en el
cuadro nacional comparativo y señaló que la media de contribución
en el Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI) que paga cada ciudadano
de Palma es de 7.956 pesetas frente a las 12.239 que paga
Salamanca, que ocupa el primer puesto.
La portavoz de Esquerra Unida-Els Verds, Margalida Thomás,
destacó el carácter faraónico de las obras previstas en el
presupuesto en detrimento de las necesidades de las barriadas para
las que el equipo de gobierno es «especialmente avaro», dijo.
Los problemas que, según el nacionalista Sebastià Serra, el
presupuesto «no resuelve» son la saturación de tráfico, la falta de
aparcamientos y de espacios peatonales, el fracaso escolar y la
problemática social. El socialista Toni Roig resaltó la falta de
planificación en el modelo de gestión municipal y la escasa
fiabilidad del presupuesto dada su «mínima seguridad jurídica
porque no cuadra nunca».
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