Los ciudadanos acudieron en masa ayer, festividad de Todos los Santos, a los camposantos repartidos por toda la geografía insular. Cementerios tan emblemáticos como los de Deià o Sóller tuvieron más visitas que las acostumbradas.
Pero tal vez la pauta de la jornada la marcó el cementerio de Son Tril·lo, el de Palma, por el que pasaron alrededor de 90.000 personas, cifra que constituye un récord de asistencia (el año anterior fueron unos 80.000 los visitantes), una asistencia que fue muy ordenada y apacible, ya sea porque se había habilitado la zona de la Fira del Ram como aparcamiento, ya sea porque los palmesanos, animados por el buen tiempo, fueron hasta el camposanto a pie, dando un paseo.
Desde primeras horas de la mañana los difuntos fueron honrados de forma diferente por sus allegados: desde sencillos ramos de floras (algunas congidas del jardín de casa) hasta familias que se gastaron unas cien mil pesetas para tener presentes en la memoria a los seres queridos que han desaparecido. Una oración o un padrenuestro fueron el acompañante más habitual a los adornos florales y velas encendidas.
Sobre las doce del mediodía, tuvo lugar el acto ecuménico, al que acudieron diferentes confesiones religiosas con presencia en Mallorca, y que fue presidido por el delegado diocesano mossèn Llorenç Alcina, que lanzó un deseo de descanso eterno para las víctimas de la barbarie de ETA y también para todos los difuntos que están enterrados en el cementerio de Palma y de Mallorca.
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