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Los encargados del alquiler de sombrillas y hamacas de la playa están recogiendo. Ha amanecido un día tan gris que ni los más valientes se atreven a bañarse y «ya es hora de descansar y de estar en casa», afirman los «playeros», «porque son siete meses de trabajar sin descanso... ni un día libre». Así, todos los chiringuitos, bares y hoteles han cerrado sus puertas hasta que regrese el buen tiempo "marzo, abril", y el «mobiliario playero» se guarda en algún almacén muy grande, junto con los velomares. Y allí esperará a que lleguen mejores tiempos para volver a ocupar su lugar en la arena.

Se trata de que mañana, día cuatro de noviembre, la playa esté vacía por completo, y de que el mar recupere lo que es suyo o escupa a tierra lo que no lo es.

En la orilla se empiezan a amontonar los restos de posidonia. Cuentan que el alga, durante el invierno, por la forma alargada de sus hojas, se enreda con la arena y que después en primavera cuesta mucho trabajo quitarla "aunque es el mejor sistema para evitar que las olas «se lleven» la playa... Pero se acabó y no hay que pensar en limpiezas, ni en el trabajo de la siguiente temporada, porque llega el feliz momento de descansar del duro verano.