En Balears fueron 1.976 los jóvenes que entraron en el sorteo, y todos ellos podrán, en principio, quedarse en las Islas para hacer el servicio militar, según señaló el jefe del Centro de Reclutamiento de Balears, Francisco Benavente. Las listas con los destinos definitivos podían ir a verse ayer por la tarde a dicho centro. Los reemplazos serán en enero, febrero y marzo, y la duración de la «mili» será, como ya era norma en estos últimos años, de nueve meses.
Podríamos afirmar que el final de una época empezó a tomar forma en la jornada de ayer. Dentro de un tiempo las conversaciones con los amigos en el bar de la esquina se limitarán, en general, a hablar de fútbol, a presumir de «ligues» (todos inventados, por supuesto) y a opinar de política, aunque no necesariamente por ese orden.
Los relatos de las «hazañas» y las anécdotas de las «mili», el hecho de poder compartirlas también con padres y abuelos, pronto sólo formarán parte de la memoria de un siglo que ahora llega a su fin. «Si hubiera nacido un año más tarde, en 1983, no la habría hecho, pero me ha tocado y habrá que hacerla», señaló Juan, con un punto de resignación, ayer por la tarde en el Centro de Reclutamiento. Su amigo José Antonio, pensaba más o menos igual: «No tenía muchas ganas de hacer la 'mili', pero hay que hacerla. Me ha tocado en Palma, pero no sé en qué base».
Luis también había acudido al centro para ver su próximo destino, y preguntado sobre si quería hacer el servicio militar respondió con una sonrisa: «Querer, querer, no». «Me ha tocado en el Ejército del Aire, y los destinos pueden ser el Puig Major, Pollença o Son Sant Joan», señaló Nogales, que acudió con su novia a ver dónde tenía que hacer el servicio militar. En la actualidad, trabaja y estudia a la vez, «igual no tengo que hacer la 'mili' porque tengo bastantes dioptrías, pero si tengo que hacerla la haré, no pasa nada».
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