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En la tarde de ayer Claudia Schiffer abandonó Mallorca. Iba caminando desde el párking de Son Sant Joan hasta la sala Vips, sola. O mejor, iba caminando en compañía de su chófer. Tim, de quien no se ha separado en los dos últimos años, no estaba con ella, lo cual confirma el dato de que ya no son novios.

El pasado martes dimos la noticia a raíz de la noticia que en exclusiva publicó un columnista del The Mail of Sunday, a raíz de unos comentarios que Jeffries hizo a sus amigos más íntimos antes de viajar a Tel Aviv por cuestiones de negocios .

A todo esto, Claudia se vino a Mallorca el sábado pasado. Como siempre, lo hizo procurando pasar desapercibida, cosa que no logró, también como siempre. El domingo se pasó prácticamente todo el día en el golf de Camp de Mar, a quien prestó su imagen, y el lunes, a mediodía, acudió a Verdísimo, la floristería del Port d'Andratx, a adquirir un ramo de flores que llevaría por la noche, como presente, a la cena en casa de los March, en Palma. El resto de días apenas se la vio, pues los pasó en su jaula de oro.

Claudia, desde luego, no cuenta nada a la prensa. Es más, no habla con la prensa. Ni siquiera sonríe a la prensa, salvo con quien haya acordado o pactado algo. Entonces no tiene impedimentos en abrir las puertas de su casa o del hotel donde en privado celebra su 30 cumpleaños, con Tim, que ya ven como ha terminado la cosa. En cuanto a nosotros, ni agua nos da. Sin embargo, Internet nos solventa a veces el problema. Por ejemplo, ayer el New York Daily News publicaba que Tim había comentado a sus amigos que lo dejaban porque su economía no le permitía aguantar los caros gustos de Claudia (aunque el reloj Bulgari que le regaló en su cumpleaños era un regalo de esta casa), y porque también se había negado a firmar un contrato prematrimonial, al estilo Douglas-Zeta Jones.