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Activistas de Greenpeace regalaron ayer al alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna, una muestra de las cenizas producidas por la incineradora de Son Reus para pedirle que abandone un proyecto semejante para la zona de Bilbao. Según Pablo Mascareñas, representante de la organización ecologista, la incineradora de Son Reus acumula en sus terrenos docenas de miles de toneladas de cenizas y escorias «que contienen sustancias peligrosas».