El grupo de ex mineros asistió a una conferencia de Pere Nadal. Foto: MAR COMÍN.

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Tienen más de 70 años y a todos les brillan los ojos al recordar su trabajo en las minas. Francisco Ferragut, Toni Planas, Biel Llompart, Joan Moyà y Domingo Collell son algunos de los cerca de cien ex mineros que ayer se reunieron en Lloseta en la que fue la primera Trobada Comarcal de Miners que se celebra en la Isla.

Sonrisas, viejas fotografías, diversión y sobre todo anécdotas. Durante años, algunos de ellos "como Domingo Collell que empezó a trabajar en la mina con tan solo 14 años y se jubiló en ésta" durante toda la vida, su jornada empezaba a las cinco de la madrugada y finalizaba a la una del mediodía. Ocho horas de intenso trabajo que en ocasiones, dicen, «podían convertirse en un infierno».

Y es que, como explica Toni Planas, «trabajar en la mina era duro». Él empezó a hacerlo a principios de la década de los 40. «Tenía 18 años y me metí en la mina para poder dar de comer a mis siete hermanos», asegura. Ahora tiene 74 años y lo que mejor recuerda cuando le hablan de su antiguo empleo es en lo sucio que era. «Salíamos tan negros que ni nuestras mujeres nos reconocían», dice. «Por eso, nos lavábamos en unas duchas que había fuera de la mina con agua fría, tan fría que un día que nevó no salía porque estaba congelada», añade uno de sus compañeros.

Domingo Collell tiene un recuerdo más trágico. Trabajando en la mina perdió un ojo. «Me estalló un cartucho de dinamita», asegura mientras señala una foto de los tiempos en que trabajaba de minero. A su lado, mientras la señala, aparece Francisco Ferragut, compañero en la fotografía. Este último habla de las muertes que presenció trabajando en las entrañas de la tierra. «Un compañero tuvo una angina de pecho y murió al acto allí dentro, asfixiado; otro murió tapado por las rocas; y Simó, añade, murió quemado».