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Ha saltado la voz de alerta en la Conselleria de Treball tras una inspección rutinaria del uso de los fondos que la Unión Europea destina a patronales y sindicatos para la realización de cursos de formación. No es un asunto sin importancia. Nuestro país se encuentra aún lejos de lograr la ansiada convergencia con Europa, que no es otra cosa que sus ciudadanos gocen de los mismos derechos, oportunidades y bienestar que los que mejor viven del continente. Y para ello es fundamental acelerar un montón de procesos en pocos años, de forma que nuestro país avance a más velocidad que el resto "en muchos aspectos: económico, social, educativo, sanitario..." para así lograr alcanzar a los primeros de la fila en un periodo lo más breve posible.

Ahí es donde actúa la Unión Europea a través de sus fondos de cohesión, partidas multimillonarias destinadas a ayudar a sectores que necesitan un buen empujón para ponerse al nivel europeo. Y entre esos sectores se encuentra el laboral, que recibe miles de millones destinados a formación.

En Balears parece que no podemos dar ejemplo. En la inspección llevada a cabo por el Govern se ha descubierto que prácticamente todas las entidades beneficiarias han cometido irregularidades, hinchando las facturas o desviando el dinero a otros fines. Un escándalo. Sobre todo porque se perjudica a quien tiene derecho a beneficiarse de esos fondos, o sea, los trabajadores sin formación que gracias a ese dinero podrían optar a un estatus laboral mejor.

Conviene que se investigue a fondo, para esclarecer si estas ayudas se utilizaban en la financiación irregular de patronales y sindicatos. Sería muy lamentable que se descubriese y confirmase oficialmente lo que se sospechaba: que muchos cursillos de formación eran una simple tapadera.