El último pleno del milenio, como recordó el alcalde de Palma, Joan
Fageda, aprobó la subida del 10'94% de tarifas del taxi, aun con el
rechazo de todos los grupos de la oposición que en la votación se
abstuvieron. La bajada de bandera se mantiene en 300 pesetas pero
el taxímetro empieza a sumar nada más arrancar el vehículo.
La oposición denunció en bloque que esta subida de los precios
no venga acompañada de una mejora de un servicio que calificaron de
«penoso» e «insuficiente». El portavoz de los socialistas de Palma,
Antoni Roig, lamentó que «la única política que se aplique para
ayudar al sector por parte de Cort sea la subida de tarifas, cuando
lo que se tiene que hacer es sacar coches de la calle y ganar
usuarios para este servicio y para ello los precios asequibles son
un factor disuasorio fundamental».
Para paliar la subida del precio del carburante, uno de los
motivos por el que los taxistas reclaman aumento de precios, Roig
animó al grupo popular a «ser valientes y estudiar la creación de
una central de compras que permitirá adquirir combustible a un
precio más bajo». El alcalde respondió entonces que, «precisamente,
es un tema que estudiamos desde hace tres meses con los taxistas y
el Govern».
Por su parte, el concejal de Governació, José Manuel Sierra,
reconoció que el servicio que se presta es «mejorable», pero matizó
que más que una subida de tarifas se trata de una «revisión» de las
mismas «realizada, además, por debajo de lo recomendado por el
informe del economista municipal», aseguró. Sierra negó que Palma
tenga las tarifas más caras sino que «se sitúan en un nivel medio o
medio bajo», dijo.
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