La clausura oficial del Año Jubilar en la diócesis de Mallorca tuvo
lugar ayer al mediodía en la Seu. El obispo de Mallorca, Teodor
Úbeda, presidió la misa de la Epifanía. Antes del inicio del oficio
religioso se desarrolló una procesión que partió desde la capilla
de Sant Pere, pasando por el portal del Mirador y el portal Major,
y que finalizó minutos después en el altar mayor.
«Cerramos cronológicamente el Año Jubilar, unidos al Santo Padre
y a la Iglesia universal; pero su espíritu lo hemos de mantener
vivo en el seno de nuestra Iglesia mallorquina», señaló el obispo
en su homilía, donde también tuvo un recuerdo para el Sínode
Diocesà, celebrado el pasado año.
En el resumen y valoración del Año Jubilar, Teodor Úbeda
destacó: «Hoy damos gracias a Dios por los frutos de renovación, de
conversión y de reconciliación que el Espíritu Santo ha hecho
madurar en todo el mundo en las comunidades cristianas; y
singularmente damos gracias por los frutos que el gran Jubileo ha
producido en nuestra Iglesia de Mallorca».
El Año Jubilar se inauguró el 25 de diciembre de 1999, y desde
esa fecha se sucedieron distintas celebraciones. Los centros de
peregrinación han sido la Seu, el santuario de Lluc, la iglesia de
la Anunciació «donde se venera al Sant Crist de la Sang» y la
parroquia de Sant Miquel «donde los fieles invocan a la Mare de Déu
de la Salut». Úbeda quiso también destacar, por último, que «en la
línea de encontrar a Cristo en los hermanos y hermanas marginados,
será fruto del Jubileo que ahora acabamos el centro de reinserción
laboral para la mujer 'Filosa', que será creado con la aportación
de limosnas recogidas en las celebraciones jubilares».
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