El general jefe de la Zona Militar de Balears, Tomás Formentín,
rindió ayer un homenaje al soldado de reemplazo, con motivo de la
celebración de la Pascua Militar en su último año de servicio.
«Ese soldado de reclutamiento obligatorio, que durante dos
siglos ha servido desinteresadamente a la Patria. Que ha estado
presente en todas la regiones y comarcas de España, procedente de
todas las clases sociales, manteniendo activos los Ejércitos con su
trabajo, su juventud y su altruismo», indicó. También aludió a la
profesionalización de las Fuerzas Armadas: «Pero los tiempos
modernos apuntan a otro tipo de soldado, el profesional voluntario.
Y la vida moderna presenta nuevas exigencias respecto a la calidad
de vida en los cuarteles. Las sucesivas incorporaciones del pasado
año han supuesto que el 50% de los soldados de esta zona militar,
hombres y mujeres, son ya profesionales, cifra que tendrá que
alcanzar el 100% a finales del presente». Formentín citó también la
mejora del material en los tres Ejércitos y recordó el valor
estratégico de Balears, que acogió al Consejo Superior del
Ejército.
La Pascua Militar es una conmemoración instituida por el rey
Carlos III en 1782 a raíz de la recuperación para la Corona de
España de la Isla de Menorca a los ingleses. Una compañía formada
por tres secciones de artilería, ingenieros y mando logístico de
Balears, banda y música, junto a la escuadra de gastadores que
rindieron los honores de ordenanza, realizó un desfile entre el
patio de armas y mirador de la Catedral.
Entre los invitados civiles asistieron el president del Govern,
Francesc Antich; la delegada del Gobierno, Catalina Cirer; el
alcalde de Palma, Joan Fageda; la vicepresidenta del Parlament,
Francisca Bennàssar; el presidente del Tribunal Superior de
Justicia de Balears, Angel Reigosa; el rector de la UIB, Llorenç
Huguet; el presidente de la Autoritat Portuària, Francesc Triay y
el obispo Teodor Úbeda.
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