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Dentro de los festejos de Sant Sebastià, en pleno paseo de es Born se celebró ayer una magnífica exposición de coches antiguos, que llegaron hasta allí de la mano del Club de Cotxes Antics de Mallorca, que preside Nicolás Nicolau.

Se trata de vehículos de un valor sentimental tremendo, muy por encima del valor material que puedan tener, que indiscutiblemente es alto, ya que son antiguos pero ilustres cacharros, algunos de principios de siglo XX, que sin embargo siguen funcionando hoy, pues hasta ahí llegaron sobre sus cuatro ruedas, impulsados por un motor viejo pero fino.

Nos contaba Nicolau que en esa exposición se ha podido ver "en algún momento bajo los paraguas, preservándose de la llovizna; en otros bajo el sol" una de las mejores muestras del este parque automovilístico, del que el Citroën B-10, PM 2429, del año 1921, es el más veterano, frente a un 4-4 del 52, probablemente el más joven, pasando por joyas tales como tres Rolls Royce, dos Delage, un Praga, un Cadillac La Salle, varios Buick, así como Chevrolet, Ford, Packard, etc. «Son coches, o mejor "señaló Nicolau", más que coches, son amigos, a los que mimas y tras los que te gastas un dinerito, sobre todo en piezas de recambio».