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Luis García, quien dedicara muchos años de su vida a promocionar la Coca Cola en Balears, es hoy un ilustre jubilado que distribuye su tiempo entre el la pintura "es alumno aventajado de Pascual de Cabo" y a dar paseos. Y ayer, muy indignado, se acercó hasta nuestra redacción para invitarnos a que le acompañáramos a dar una vuelta por el recién remodelado paseo de Mallorca, y que durante el recorrido contáramos las cagadas de perros que viéramos.

Y entre la salida del párking hasta el puente de las Avenidas contamos ciento ochenta, una barbaridad. Porque imagínense las que debe de haber a lo largo de todo el paseo. ¿Cuatrocientas...? Y es que somos unos guarros, puesto que si el perro hace sus necesidades ahí es porque le llevamos a que las haga ahí, y en vez de recogerlas, como hacen algunos, las dejamos que se resequen sobre el césped, al lado de las flores.

Así, pues, en vista de lo que ha costado la remodelación y embellecimiento, Luis García y quien suscribe pedimos a Cort que se deje de campañas y destine guardias a sancionar a los dueños de perros que permiten que obren ahí. Es la única solución que vemos. De lo contrario, ¡adiós, paseo, adiós!