Los mayoristas de carne de cordero y la dirección de la empresa que
gestiona el matadero de Palma, Carnilla, llegaron ayer por la tarde
a un acuerdo de «tregua» por el cual la empresa paraliza la
anunciada subida de tarifas hasta después de Semana Santa. De esta
forma anoche ya se comenzaron a sacrificar corderos después de un
fin de semana de negociaciones en las que las partes amenazaron
varias veces con romper el diálogo y que sólo se desbloqueó cuando
el propio conseller del sector, Mateu Morro, intervino en las
conversaciones.
Los abastecedores, encargados de comprar corderos en las
ganaderías de la Isla y de llevarlos a sacrificio para después
venderlos a las carnicerías, amenazaron con no llevar animales al
matadero tras el anuncio, por parte de la dirección, de que las
tarifas subirían más de un 50 por ciento para pagar las horas
extras de los matarifes a partir de la cuota de las 3.200 reses
semanales. Este plante dio la voz de alarma en el sector ya que el
cordero es el ingrediente principal de las panades de Pascua muchos
ganaderos han planificado el engorde para estas fechas. Los
abastecedores amenazaron primero con no distribuir carne y,
posteriormente, con traerla de la Península dando de lado a la
producida en las Islas.
El propio portavoz de los mayoristas, Llorenç Rigó, confirmó a
este diario la «tregua» con el matadero hasta después de Semana
Santa y que habían realizado los primeros movimientos para traerse
corderos muertos desde la Península dejando de comprar los
mallorquines. Concretamente, los abastecedores amenazaron a
Carnilla con traer 3 o 4 camiones de carne semanales a Mallorca,
con una capacidad estimada entre los 500 y 700 canales de corderos,
para cumplir con los acuerdos que tienen con las carnicerías.
Ante esta situación la Comisión Ejecutiva de la empresa, formada
por representantes de la Conselleria d'Agricultura, (a través de
Semilla), del Ajuntament de Palma y de Mercapalma, entre otros,
mantuvo una reunión para analizar la situación con la presencia de
Morro. Fuentes oficiosas aseguraron que el conseller apuntó que los
ganaderos isleños no podrían asumir las pérdidas si, finalmente,
los mayoristas compraban el cordero ya sacrificado en la
Península.
Posteriormente el gerente de Carnilla, Joan Sastre, se reunió
con los abastecedores y se comprometió a mantener la tarifa
habitual, (60 pesetas por kilo de animal sacrificado o 750 pesetas
por res), hasta después de Pascua. A partir de entonces las partes
se volverán a reunir; la empresa les comunicará a los mayoristas el
coste generado por la realización de horas extras y se intentará
llegar a un acuerdo en la forma de pago.
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