La Venecia del siglo XVIII llega al último montaje del director mallorquín Rafael Duran, Els Enamorats, de la mano del texto del dramaturgo italiano Carlo Goldoni y sobre todo mediante un majestuoso vestuario fiel a la época que se aloja en el escenario de forma rotunda junto a las interpretaciones de los actores. Este resultado tiene como artífices a Rafael Lladó, que ha diseñado todos y cada uno de los vestidos y complementos, y a las integrantes del taller de modistería del Teatre Principal, que plasmado en formas, colores y telas todas y cada una de las ideas de diseñador y escenógrafo.
De esta manera salen al escenario hasta veinte piezas diferentes entre vestidos, abrigos, sombreros y zapatos, que son fruto «de un trabajo importante de documentación», apunta Lladó, un profesional que ha dado sobradas muestras de su buen hacer en otros montajes teatrales y operísticos. La búsqueda tiene como fuente primordial «el pintor Pietro Longui, que no era muy, muy bueno, pero hacía retratos costumbristas que no eran cortesanos sino de fiestas populares como el carnaval, que es la época en la que transcurre la historia de la obra», comenta Lladó.
Así se consigue un aire de veracidad que se plasma en los estampados y todos los detalles como los botones y los bordados. Ejemplo de esto es el hecho de que Liseta, la criada de Eugenia, lleve hasta cuatro faldas y dos delantales que tenían su utilidad en la época, ya que «cuando salían a la calle levantaban el delantal sucio y enseñaban el limpio», apunta Pat Aguiló, actriz que interpreta a este personaje. También se tiene presente la evolución de las modas del momento y los complementos adquieren un significado que ayuda a construir a los personajes. Éste es el caso de Fulgencio, interpretado por Xisco Segura, que, «como representa a un hombre moderno viste levita en lugar de casaca», destaca Lladó.
Los tejidos, colores y la peculiaridad de la gran profusión de complementos de temporada de invierno también responden a la intención de «reflejar la sensación de humedad y frío de la ciudad de los canales, en la que transcurre la trama de Els enamorats», explica el diseñador. «Los colores son oscuros, propios de la época, a excepción de la protagonista que para destacar va vestida de claro, con tejidos similares a los de aquellos tiempos como algodones, terciopelos o damascos», manifiesta Lladó, que ya diseñó el vestuario para «Acis y Galatea» del Principal. De otra parte, mencionar que de Rafael Duran es el montaje de La dida, que también se estrenó en ese teatro.
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