La manida segunda fase del plan director de Son Dureta lleva
bloqueada, por unas u otras razones, desde 1993. Ese año concluía
la primera fase del plan director del hospital (iniciada en enero
de 1990), que permitió actualizar el pabellón general construido en
el año 1955. Sin embargo, el resto del plan director, que no es
otra cosa que una reforma del centro surgida de la necesidad de
paliar unas importantes deficiencias estructurales que se han ido
acumulando con el paso del tiempo, aún hoy espera.
La segunda fase del plan director que establecía el documento
inicial de 1990 (centralización de instalaciones y la primera parte
del plan de reordenación exterior) así como la tercera fase de ese
mismo plan (remodelación del materno infantil, reforma del pabellón
de Gerencia para centralizar los laboratorios y segunda parte del
plan de reordenación exterior) fueron modificadas en 1994. Ese año
se decidía priorizar el materno infantil, construido en 1975, por
sus problemas estructurales y cambios en su demanda asistencial
(reducción de partos) así como la reforma de la Unidad de Cuidados
Intensivos (UCI).
Se trataba de una nueva segunda fase del plan director de Son
Dureta y un cambio de estrategia que, según un documento interno al
que ha tenido acceso Ultima Hora , se debía, en el
caso del materno infantil, a entre otras cosas el deterioro en la
estructura, grave deterioro en las instalaciones de agua,
insuficiencia de la red de colectores, no existencia de aire
acondicionado, diseño anacrónico y escaso aprovechamiento de
espacios de las unidades de enfermería o la necesidad de
individualizar las habitaciones de maternidad. Y, se incluía una
tercera fase para la reordenación exterior.
Las pérdidas económicas por echarse atrás no han
trascendido
En marzo del año pasado, el ex ministro Romay Beccaría se reunía en
Son Dureta con los profesionales del centro sanitario para explicar
la reforma del hospital cifrada en unos 12.000 millones. Las obras
acabaron adjudicándose por 11.000 millones de pesetas. Todo estaba
listo para que las obras comenzaran el año pasado pero los
problemas arquitectónicos que planteaba dicha reforma y las
disputas entre el arquitecto que diseñó el proyecto y el que tenía
que realizar las obras llevó a plantearse al Insalud si realmente
la reforma que se iba a hacer era la adecuada. La respuesta fue que
no y la pasada semana el Insalud anunciaba que no se haría la
reforma. El coste de esa marcha atrás no ha trascendido pero en
ella se incluye el proyecto arquitectónico o la indemnización a la
constructora que tenía que hacer las obras por 11.000 millones. No
obstante, el Insalud afirma que el «coste/oportunidad» de esa
decisión les ha servido para no condenar a Son Dureta.
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