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Llega el buen tiempo y con él la apariencia va vistiéndose de verano. Los nuevos bolsos, pantalones, camisetas, gafas de sol, calzado... ponen un toque cálido, divertido y luminoso a una primavera que este año se presenta llena de color y de posibilidades a la hora de combinar tonalidades. Rosas, verdes, amarillos, azules, lilas, blanco, negro y rojo para mezclar; estampados geométricos en vestidos largos ùo cortosù; pantalones elásticos, de «pata ancha» y para llevar con vuelta; cinturones anchos o muy estrechos; botas pastel puntiagudas o «bolos» redondos, internacionales, parecidos al calzado que se utiliza para jugar al golf o a los bolos ùde ahí su nombreù.

Porque a la hora de la verdad, la ropa de pasarela no está al alcance de las posibilidades de casi nadie ùmenos aún de la gente jovenù, ni es apropiada para ir al trabajo o a clase. Pero siempre se pueden añadir ciertos cambios al atuendo, aunque lo que prima a la hora de vestirse es la comodidad y, sobre todo, la sensación de que lo que se lleva está «a tono» con los tiempos que corren y «a tono con uno mismo».

Los chicos prefieren prendas ligeras, sueltas y poco sofisticadas, aunque reconocen que el fin de semana «intentan arreglarse lo más posible, pero sin llamar demasiado la atención». Las chicas eligen ropa cómoda y desenfadada, llena de color y divertida. Los complementos son importantes porque un pequeño detalle cambia por entero «el aire de lo que se lleva». Pero cuando llega el fin de semana no importa tanto la comodidad y si hay que sufrir un poco, se sufre... para estar guapas.