La organización agraria Asaja-Balears denunció, a través de su
secretario general, Gabriel Company, la ralentización que, en el
ritmo de sacrificios del matadero de Palma, supone tener que quitar
el espinazo de las vacas con más de 12 meses. La Unión Europea
prohibió hace unos meses que se comercializara el chuletón de vaca
de más de un año con los huesos de la columna vertebral y, a través
del Ministerio de Agricultura y Pesca, dio vía libre a las
comunidades para que escogieran si la retirada del espinazo se
produjera salas de despiece en los mataderos o en las propias
empresas cárnicas.
El Govern balear escogió la primera opción y, tras superar
diversos problemas técnicos (no había maquinaria para mover los
cuerpos de las reses sin la columna vertebral) la empresa Carn Illa
comenzó a efectuar el servicio. El problema ha surgido cuando la
obligada retirada del espinazo ha retrasado el sacrificio de otros
animales que, aún con salida comercial garantizada, tienen que
esperar a que los matarifes realicen este trabajo
especializado.
En este sentido Company recuerda que tras la «lengua azul» y el
mal de las «vacas locas» el mercado se estancó y que, ahora, que
los consumidores van recuperando la confianza, es necesario
recuperar el ritmo habitual de sacrificios. Por otra parte, el
secretario general de Asaja afirma que, de hecho, sus socios tienen
650 terneros esperando el sacrificio y lo mismo ocurre con ovejas y
cerdos. Ante esta situación, Asaja-Balears ha pedido al Govern que
permita a algunas empresas cárnicas de la Isla a retirar el
espinazo en sus instalaciones «que están preparadas», señala, para,
de esa forma, liberar de trabajo al matadero y favorecer a los
ganaderos.
Por su parte, el coordinador de Unió de Pagesos, Joan Mas,
confió en que se recupere el ritmo de sacrificio sin perjudicar a
los productores.
Sanitat estudia dar permisos a las
empresas
El director general de Sanitat, Josep Pomar, aseguró a Company que,
posiblemente, darán permisos a «un par» de empresas cárnicas de la
Isla para que retiren el espinazo en sus instalaciones al igual que
ha hecho, desde hace unas semanas, la Generalitat de Catalunya. De
esta forma se evitan retrasos en el sacrificio que perjudican
económicamente a los ganaderos ya que un animal que no se sacrifica
a tiempo requiere más gasto en comida y coge grasa que repercute en
la calidad final de la carne. La idea es dar permiso a las empresas
hasta que el servicio se haya normalizado.
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