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Son las 20.00 horas de una tarde de viernes. Un profundo sentimiento de tranquilidad, paz y respiro reina en los distintos restaurantes de Palma. Nada hace presagiar el torbellino de gente que escasas horas más tarde inundará sus rincones. Todas estas personas, cansadas ya de la monotonía culinaria, comparten una curiosidad común: iniciarse en el exótico mundo de los nuevos sabores y esencias. Por este motivo son muchos los mallorquines que acuden, normalmente en fin de semana, a los denominados restaurantes étnicos en los que se ofrece una clase de comida típica de países orientales.

La comida tanto japonesa, china, hindú, como tailandesa regala a los paladares más exquisitos la posibilidad de probar nuevas sensaciones. Son muchos los locales que en los últimos años se están haciendo un hueco en la Isla para satisfacer este tan generalizado deseo.

Los amantes de este tipo de cocina aseguran que no todos los restaurantes étnicos respetan el verdadero significado de la comida a la que representan; sino que muchos de ellos ofrecen una copia burda de la esencia real. Por ello, en ocasiones hay que saber discernir entre una tradición culinaria auténtica de una simple representación, que intenta cautivar al cliente con productos enmascarados.

En ocasiones se cae en el error de que estos restaurantes coinciden bastante en los sabores que ofrecen. Pero eso no es cierto. Los restaurantes chinos se caracterizan por los gustos naturales, aliñados con las típicas salsas de soja o agridulce. A su vez, la comida japonesa es una de las más elaboradas e interesantes. En ocasiones, al hablar de ella se cae en dos errores fundamentales: pensar que todo se reduce al pescado crudo y al arroz, y considerarla una mera extensión de la cocina china.

La cocina india se caracteriza por tener más de 25 especias molidas con las que prepara las mesalas. Y por último los restaurantes tailandeses ofrecen unos sabores bastante desconocidos. Es una comida bastante ligera, que se cocina con gran rapidez para conservar las vitaminas.