La Autoritat Portuària de Balears presenta en el Saló Nàutic el
primer plano con la configuración de los futuros muelles
comerciales, tal como quedarán estructurados al concluir la
reubicación de usos portuarios. La nueva superficie destinada al
tráfico de pasajerosocupará el área utilizada actualmente por
Iscomar en el tráfico de mercancías. Su disposición permitirá el
atraque simultáneo de hasta seis buques de pasajeros del tipo ferry
o ropax, destinados a cubrir las líneas interinsulares y con la
Península.
El núcleo del actual testero quedará delimitado por una terminal
de viajeros que centralizará todos los servicios del área portuaria
periférica, mediante pasarelas peatonales fijas elevadas. En torno
a este edificio se ubicará un gran parque de estacionamiento con
capacidad para 526 automóviles y 284 camiones. La zona se
complementará con una superficie destinada al intercambio de
autobuses y taxis y una zona de estacionamiento.
El conjunto de nuevas construcciones se verá realzado por la
recreación del emblemático y desaparecido Passeig de La Riba.
Concebido al igual que el célebre espaldón de principios del siglo
XX, como un gran paseo peatonal y privilegiado mirador sobre la
bahía, esta construcción seguirá toda la escollera en dos
alineaciones, para concluir al igual que antaño, en el faro del
puerto, que deberá ser trasladado desde su emplazamiento
actual.
La remodelación total de los muelles comerciales no afectará a
la zona de reparación y mantenimiento de embarcaciones, que
permanecerá en torno al Moll Vell y que en su momento se especuló
sobre su conversión como zona de ocio, un proyecto descartado. La
puesta en servicio de los nuevos muelles comerciales se prevé en un
plazo de tres años y su funcionamiento se hará realidad tras la
conclusión de la nueva terminal de carga rodada del Dique del
Oeste.
Un siglo de transformación portuaria
A lo largo del siglo XX los Muelles Comerciales sufrieron la mayor
transformación de su historia. Con la prolongación de las
alineaciones en 1900 a partir del primitivo Moll Vell, se creó el
magnífico paseo de la escollera (Passeig de la Riba) y el faro (sa
Farola), que durante generaciones constituyó un punto de encuentro
ciudadano. Este espíritu se mantuvo hasta los años 60 en que, las
necesidades del tráfico de mercancias determinaron su desaparición
y el cierre como zona de carga. Un siglo después, la ciudad
recuperará estos muelles para los buques de pasaje y como área de
paseo.
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