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Pasear por algunas zonas del puerto de Palma con los ojos puestos en las aguas marinas, en especial en los aledaños de la desembocadura de sa Riera, el muelle de pescadores y el Passeig de Sagrera, permite al viandante constatar el mal estado de este rincón que une la ciudad con el área marítima. La suciedad en la orilla del muelle de pescadores; el agua más que turbia y el lodo han transformado el antiguo color azul y transparente de las aguas de la dársena de Ponent en un espectáculo lamentable.

Los responsables del mantenimiento del puerto, la Autoritat Portuària, a pesar de haber prohibido varias actividades como la pesca con caña en el interior del recinto portuario, no han conseguido mejorar la imagen de este punto clave que, tal y como puede observarse en las fotografías, refleja un estado de abandono y degradación. Esta zona de Palma, considerada tradicionalmente como una de las más emblemáticas y 'caras' de la ciudad, ha visto cómo se iba degradando poco a poco la vertiente marítima. La inactividad de la máquina de dragado contribuye a que empeore la situación, sobre todo en la desembocadura de sa Riera, donde los malos olores se combinan con la molesta presencia de mosquitos debido a las aguas estancadas.

Las quejas y la mala imagen con la que cuenta el área portuaria tienen lugar pese a que la Administración central, y concretamente desde la Autoritat Portuària, se anunció a finales de 2000 que se invertirán 7.500 millones de pesetas en la reordenación del puerto de Palma, lo que también supondrá una mejora y limpieza. Las actuaciones más destacadas, previstas por la Autoritat Portuària, serán la recuperación del Passeig de la Riba y la continuación de una gran terminal de pasajeros de planta ovalada en los muelles comerciales. Ambos proyectos se vinculan al acabado del área de carga del Dique del Oeste y la nueva vía de acceso. De momento lo que reflejan las imágenes son suciedad, malos olores y restos de embarcaciones en el muelle.