Un grupo de turistas descansa sobre colchonetas tiradas sobre el suelo. Foto: REUTERS

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PATRICIO CANDIA/ JOAN MASCARELL Balears tardará en recuperarse de la fantasmal pesadilla vivida desde el pasado viernes, cuando la flota del transporte turístico paralizó los tres aeropuertos de las Islas. Mientras la calma volvía anoche lentamente al sector, el conflicto sigue latente. El balance es desolador.

Ayer, la media de retrasos en los vuelos se disparó hasta las 24 horas propiciada por el 'efecto dominó ' de los trayectos realizados por las compañías aéreas desde el pasado viernes. La congestión se trasladó a las terminales de salida, donde 8.000 pasajeros se congregaron ayer, colocando en peligro la operatividad de Son Sant Joan. El director del aeropuerto de Palma, Mariano Menor, estuvo a un paso de ordenar el cierre de las instalaciones ante el peligro del colapso, pero el sector turístico le convenció de lo contrario, según confirmó a Ultima Hora un directivo del sector que prefirió anonimato. Para impedir una catástrofe mayor, el centro de control de Son Sant Joan redujo, en algunos momentos de la mañana, a 11 la entrada y salida de aeronaves, es decir, la mitad de lo habitual.

El momento más crítico se registró a primeras horas de la mañana de ayer. Cientos de turistas realizaron kilométricas colas que daban la vuelta a la Terminal para esperar, durante horas, un taxi que les trasladara a sus respectivos destinos vacacionales. Entonces, sólo habían operado 46 de los 706 vuelos previstos, con un total de 100.000 pasajeros.

En pleno punto de inflexión del conflicto, los aeropuertos alemanes y británicos admitían las dificultades para volar a Mallorca. En Fráncfort tenían retrasos de hasta 14 horas. «La mayor parte de los pasajeros están irritados, pero estaban preparados para los retrasos», según dijo a Efe un portavoz de la Agencia de Viajes Thomas Cook.

Posible multa por incumplir servicios mínimos
Una de las cosas que más ha llamado la atención en esta huelga ha sido la ausencia de servicios mínimos pese a que fueron decretados por el Govern (un 80% para los traslados con origen o destino en el aeropuerto). El Ejecutivo autonómico estudia posibles sanciones contra las patronales y los sindicatos ya que a ambos los considera responsables de su incumplimiento. Y es que, la patronal no asignó servicios a los trabajadores por miedo a que los autocares fueran apedreados por los piquetes como así habían amenazado los propios huelguistas. Delegación del Gobierno había mostrado su disposición a custodiar los autocares.