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El Hospital Universitario Son Dureta ha comenzado a practicar la angioplastia coronaria para solucionar las cardiopatías congénitas en adultos, que hasta ahora precisaban someter al paciente a una operación quirúrgica en Balears. director médico del centro, Luis Alegre, presentó ayer al cirujano suizo Bernhard Meier, jefe de Cardiología del Hospital Universitario de Berna y pionero a nivel mundial en la cardiología intervencionista (la que se realiza sin bisturí), que el jueves practicó cuatro intervenciones en Son Dureta para mostrar su técnica.

Según Alegre, con esta técnica se consigue «la máxima resolución frente al mínimo impacto» y con ella el equipo de cardiólogos de Son Dureta, que practica 600 angioplastias tradicionales al año, sitúa el servicio hospitalario entre los más avanzados del país. Esta técnica, que ya se practica en otras hospitales de España, consiste, mediante cardiología intervencionista, en el cierre percutáneo de defectos cardíacos congénitos, explicó el jefe del Servicio de Cardiología de Son Dureta, Armando Bethancourt.

Las cardiopatías congénitas afectan a las comunicaciones intercardíacas y estas patologías, que hasta ahora precisaban de intervención quirúrgica en esta Comunidad, podrán resolverse sin bisturí tanto en adultos como en niños. La principal ventaja de esta técnica es para el paciente, «que sólo se somete a una anestesia local, en 24 o 48 horas está en casa, en muchos casos no precisa baja laboral y en tres meses ya no suele tomar ningún tipo de medicamento», apuntó Bethancourt.

Aunque su coste inicial es similar al de la cirugía, a medio y largo plazo es más barato por cuanto el paciente reemprende muy pronto su vida normal y su calidad de vida se ve menos afectada. El principal problema de los defectos cardíacos congénitos, explicó, «es que son asintomáticos y pueden pasar desapercibidos y empezar a dar problemas en la cuarta o quinta década de vida de la persona. No obstante, se suelen descubrir durante un chequeo de empresa al que se somete el individuo». En cuanto a los niños, la insuficiencia cardíaca, el color azul o la muerte súbita suelen ser los síntomas que denotan esta enfermedad. Uno de cada 1000 niños nace con comunicación interauricular, dijo Meier, quien explicó que estas enfermedades permiten el paso de la sangre desde el auricular derecho al izquierdo «pudiendo provocar trombos cerebrales y otros problemas graves».