Los distintos grupos participantes fueron un ejemplo de convivencia. Foto: M.A.Cañellas

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La XXI Mostra Internacional Folklòrica concluyó ayer en Sóller, con una fiesta de despedida en la plaza de la Constitución. El alcalde de Sóller, Ramón Socias, y distintas personalidades del mundo de la política y de la cultura se dieron cita en el acto de clausura para despedir a los grupos participantes, que provenían de cuatro continentes. Al evento acudieron el conseller de Interior, Josep Maria Costa; el conseller del CIM Bernat Aguiló; el conseller de Turisme, Celestí Alomar; la socialista Francina Armengol y Pere A. Serra, presidente editor del Grupo Serra e hijo ilustre de Sóller.

Los siete días de Mostra fueron, según afirmó su presidente, Joan Puigserver, un ejemplo de convivencia entre diferentes culturas. Durante esta semana, los participantes se hospedaron en el instituto Guillem Colom Casanovas, convirtiendo este edificio en un centro de intercambio de danzas y músicas de los distintos países. Un concierto en la Iglesia de San Bartolomé ejemplificó este clima de entendimiento. Cada uno de los grupos mostró lo mejor de su repertorio a través de sus voces y de sus ritmos.

Pese a las diferencias de tradiciones, de formas de pensar, la Mostra aunó a todas las compañías bajo un mensaje de integración. Uno de los últimos actos de esta edición de la Mostra Folklòrica fue el mercadillo en la plaza de la Constitución, que reunió muestras de artesanía de los países con representación. Durante la jornada del sábado, los diferentes grupos expusieron objetos tradicionales. Con estas ventas, financian sus actividades profesionales. Sollerics y visitantes que vinieron de otras partes de la Isla mostraron gran interés por estos productos.

La Mostra se despidió y sus responsables realizaron una valoración positiva de estos siete días. En este sentido, Puigserver quiso resaltar la labor de los 300 voluntarios que formaron parte de la organización, gracias a los cuales, dijo, el festival pudo funcionar a buen ritmo. A lo largo de la semana, los grupos, que, además de Mallorca, provenían de Nueva Zelanda, Senegal, Ergyron, Filipinas e India, tuvieron la oportunidad de actuar en distintos escenarios de la Isla. El Parc de la Mar de Palma, Alcúdia, sa Pobla y Maria de la Salut pudieron disfrutar también de las danzas de estos grupos.