Emilio Puigcercós es un zahorí que asegura poder hallar agua bajo tierra con las manos

Todo se reduce, asegura, al magnetismo de su cuerpo y a saber utilizarlo, «seis de cada diez personas tendrían la posibilidad de encontrar agua gracias al magnetismo de sus cuerpos pero pocos han aprendido a utilizarlo». De formación autodidacta, aún recuerda la primera vez que vio a un zahorí. A aquel personaje le conocían por «el extranjero» y fue a casa de sus padres a buscar un pozo con una varita de avellano, «y ya que estaba allí me enseñó cómo se hacía».

La teoría es relativamente fácil, se coge un péndulo o unas varitas de metal o avellano y se pasea por la zona donde se quiera encontrar agua. Lo difícil es interpretar sus oscilaciones, ya que se comporta de manera diferente si se sitúa sobre una corriente freática que si está sobre una cueva o sobre una capa de minerales. Así, cuando el péndulo está sobre una corriente hídrica hace círculos sin parar después de marcar el recorrido mientras que si está sobre un campo magnético gira, y se para y si está sobre una cueva gira sin oscilaciones.

La perfección de Puigcercós a la hora de buscar agua es tal que asegura tajantemente ser el único de la Isla capaz de encontrarla usando sólo sus manos. «Yo me concentro y suelo llevar lo que conocemos como testigo, (un botecito con agua) y cuando paso por encima de una corriente los dedos se me separan». Normalmente, y para confirmar, suele comprobar sus percepciones con el péndulo aunque tenga una «fe ciega» en sus manos «que no fallan nunca y que han encontrado pozos que han dado hasta 20 metros cúbicos de agua a la hora».