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Balears presenta graves deficiencias en la asistencia sociosanitaria. Ayer la familia de una joven toxicómana que padece sida y que se pasa los días en la calle fue una nueva víctima al padecer en sus propias carnes como una y otra vez dos hospitales públicos les rechazaban su ingreso al considerar que no se trataba de un problema sanitario sino social.

La intervención del juzgado de guardia permitió que finalmente pasara la noche en Son Dureta si bien desde el hospital se critica al juzgado por remitirles un caso que consideran que es social y que debía haber acabado en un centro de desintoxicación y no en un hospital.

Esta joven, Antonia C.M., llamó el viernes a su hermana pidiéndole ayuda, que la acogiera y la llevara a un centro de desintoxicación. Tenía un brazo maltrecho y estaba muy demacrada. La acompañó al médico de cabecera quien le hizo un volante, ya para el lunes, para acudir a un centro de atención a toxicómanos. La hermana se la quedó en casa pero en la madrugada del domingo, dado el síndrome de abstinencia que padecía y su estado, la bajó hasta Son Dureta. «Allí nos dijeron que no podían hacerse cargo de ella y le dieron un tranquilizante», relata su hermana. Volvieron a casa pero la joven aprovechó que todos se habían quedado dormidos para robarles las tarjetas de crédito y la moto.

La familia dió parte de su desaparición a la policía y horas después ingresaba en Son Dureta tras haber sufrido, junto con otra persona, un accidente con la moto. De allí se escapaba y la policía la volvía a encontrar y trasladado al Hospital General donde, según relata la familia, nos dijeron que no podían hacerse cargo de ella porque no se trataba de un problema sanitario sino social. A raíz de ello ponían una denuncia en el juzgado de guardia y éste les remitía junto con una dotación policial a Son Dureta. En el hospital del Insalud, dicen, tampoco se quisieron hacer cargo.