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Los partidos del Pacte son partidarios de que Francesc Antich no ceda ante las presiones de UM y lleve al Parlament la reforma de las DOT aunque la formación nacionalista no garantice su apoyo. Tanto Els Verds como EU creen que el Parlament es «el lugar adecuado para que UM demuestre si quiere proteger el territorio», mientras que el PSM considera que «todavía no se ha producido una situación de crisis en el Pacte».

El coordinador general de EU, Eberhard Grosske, calificó ayer de «equivocación garrafal de UM» su decisión de no apoyar ni las DOT ni la moratoria. «El Govern debe mantener las DOT y someterlas a votación en el Parlament, pero está claro que una derrota sistemática del Govern en la Cámara obligaría a presentar una cuestión de confianza», admitió el líder de EU.

En la misma línea se pronunció Miquel Angel Llauger, conseller de Els Verds en el Consell, quien acusó a UM de «adoptar una postura de abuso de posición en el Pacte y de querer controlar las instituciones con sus tres diputados». «Munar quiere forzar el Pacte», declaró Llauger, quien cree que la presidenta de UM «ya no está legitimada para pedirnos nuestros votos en el Consell» porque, según dijo, «ha roto las reglas del juego».

En cambio, el PSM prefirió adoptar una posición mucho más conciliadora y opinó que todas las diferencias planteadas por UM «deben hablarse y negociarse». «Creemos que UM está en su pleno derecho de apelar al Pacte, pero hemos de entendernos entre todos. Lo que hay que hacer es hablar y buscar una solución», pidió el dirigente del PSM Antoni Alorda. Dijo que la modificación de las DOT estaban previstas en el Pacte, aunque Alorda admite que el programa de gobierno firmado hace dos años «puede interpretarse de muchas maneras». «El PSM cree que la reforma de las DOT de 1999 era una modificación de urgencia, pero no podemos basar nuestra política territorial en la ley aprobada por el PP», pidió.