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La finca forestal de la Trapa acoge durante esta semana a una decena de jóvenes de Mallorca que durante casi dos semanas realizan distintas tareas dedicadas a la mejora del medio ambiente, organizadas y dirigidas por el GOB. La recuperación forestal, tras el incendio que arrasó toda la montaña, y la rehabilitación de las casas de la Trapa son los principales objetivos que se han destinado en los dos grupos de voluntarios de este estio.

Pico en mano y con desbordantes ilusiones de mantener toda la riqueza natural de la Trapa, estos jóvenes se levantan cada mañana a primera hora para comenzar sus tareas en la finca. Con la ayuda de los monitores, los chicos y chicas comienzan a picar el duro y seco terreno, además de quitar los hierbajos de las canalizaciones que les proporcionan recoger el agua de las lluvias, que en los últimos meses han sido pocas. Rafa Vallés es el cocinero y en sus platos sólo hay lugar para productos de la tierra, sobrasadas, botifarrons, frit malloquí, cocas de trempó, etc.

Aida Pastor y Adia Barceló tienen 18 años, la primera estudia segundo de bachillerato científico y es la segunda vez que colabora en estas labores, igual que Adia, que estudia segundo de humanística. Por su lado, Teresa Reche, de 23 años de edad, es la primera vez que participa en un campo de trabajo como éste, asegura que «es una experiencia preciosa. Me han impresionado las vistas desde la Trapa y que se necesite tan poco para vivir, incluso te olvidas del móvil». Ferran Pizá y Xavier Garí son los dos monitores del grupo y afirman que de no ser por las tareas de los voluntarios no se podría llevar a cabo la repoblación y mejora de la Trapa y sa Dragonera.

Jordi es un joven de Barcelona, que conocía el trabajo del GOB y quería participar como voluntario, por lo que se informó a través de Internet y ahora está en el segundo grupo de voluntarios que finalizan el domingo. El Grup Balear d'Ornitologia i Defensa de la Naturalesa (GOB) adquirió la Trapa en 1980 por suscripción popular.