Pese a esta situación, tanto Rosselló como el director general
de Biodiversitat de la Conselleria, Josep Manuel Gómez, así como
los responsables de la Fundació, Evelyn Tewes y Juan Sánchez,
valoraron muy positivamente la última campaña de conservación
llevada a cabo, ya que este año se ha conseguido el mejor resultado
desde que se inició el seguimiento de esta especie, allá por los
años 70. Este año se han contabilizado un total de seis nuevas
crías.
Por primera vez también se ha iniciado un programa de
seguimiento mediante radiotransmisores de una población que,
lentamente, va en aumento y que ya se sitúa en los ochenta
ejemplares.
Pese a estos resultados ilusionantes, los responsables de Medi
Ambient y de la Fundació afirman que si no se detiene el uso ilegal
del veneno el trabajo hecho en las últimas décadas se puede hundir
por completo. Por el momento, estos dos organismos llevan a cabo en
Pollença un programa piloto de control de los gatos asilvestrados,
ya que cada vez está más clara la relación que hay entre la
proliferación de gatos en el medio natural y el uso del veneno, que
no se coloca contra estas aves, sino contra estos felinos que
acaban con la caza.
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