Ahí donde lo ven es un Opel con ventanilla sobre el capó para ver el motor.

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Los amantes de los coches han tenido ocasión de disfrutar de ellos a lo largo del pasado fin de semana en el Western Park, puesto que allí ha tenido lugar una concentración de Tunig, o sea, coches a los que se les ha retocado la carrocería (parachoques, pinturas, rebajes, etc.) y el motor (aumento de potencia) y se les ha dotado de luces y de un sonido, en algunos, impresionante, pues es tal la cantidad de decibelios que emite "hasta 150 algunos" que se podría comparar al ruido de la turbina de un avión a reacción, inaguantable para cualquier oído humano, pero fundamental a la hora de competir.

Naturalmente, cambiar la carrocería o parte del motor, o bien instalarle ese sonido no está al alcance de todo mundo, ya que requiere un desembolso que puede oscilar entre las quinientas mil pesetas y los dos millones.

En realidad, a lo largo de este fin de semana, los coches participantes han sido sometidos a cuatro pruebas. El sábado, a las de luces. Algunos parecen discotecas andantes. Sólo se pueden encender cuando están parados en lugar que no circulen otros vehículos, «pues parecen una barra o la pista de una discoteca».

A lo largo del día de ayer se procedió a las pruebas de sonido en su doble modalidad, la SPL o volumen, y la de calidad, así como a las de carrocería y potencia de motor, lo que llevó al parque temático a numeroso público, unos porque son propietarios de esos coches, otros que quieren convertir el suyo en algo similar, y otros que nunca podrán convertirlos por falta de medios, pero todos curiosos ante tales innovaciones. Organizó estas pruebas Evo Toning Moto Sport, de Cala Millor, y actuaron como jurados Maxituning, Vieta y en las pruebas de SPL, Beyma. Todo muy controlado, como se pudo ver.