TW
0

El siglo que acabamos de abandonar ha sido bautizado de muchas formas, el «siglo de la guerra», el «siglo de la comunicación», el «siglo de la tecnología». Pues bien, si hay algo que representa de manera clarísima todos los avances acaecidos a lo largo de los últimos cien años es la aviación, que ha sido la materialización de uno de los sueños más viejos del ser humano y ha posibilitado cambios drásticos en el mundo que conocemos. Todo lo dicho es si cabe más cierto cuando hablamos de Mallorca, de Balears, que por ser islas han estado siempre mirando al horizonte, esperando o temiendo la llegada de alguien. Hoy casi nos resulta imposible concebir unas islas sin la existencia del avión, de las rutas aéreas, de la posibilidad de conectar con el resto del planeta con sólo subir unos peldaños e instalarnos en la cómoda cabina de pasajeros.

Pero este concepto que tan cotidiano nos resulta hoy era sólo un anhelo imposible un siglo atrás. La compañía Iberia nos lo demuestra en un libro que acaba de publicar para conmemorar sus primeros 74 años de historia. Una vida que comenzó en 1927 y que, a lo largo de estas décadas, se ha ido llenando de anécdotas, de imágenes, de historias humanas, lo mismo de aventuras que de escenas de guerra, de turismo y de vida familiar, de famosos, de reyes y de estrellas de Hollywood... «Iberia, mil fotos para la Historia» es una fuente de documentación que nos traslada a los primeros años de una aventura que emprendieron los pioneros de la aviación en España y nos ayuda a comprender la evolución, no sólo de la compañía y de sus aviones, sino también de la sociedad, las modas, la historia y la economía del siglo pasado en nuestro país. Una evolución que, de manera muy marcada, puede atribuirse también a nuestra isla.

Mallorca se benefició en aquellos principios del siglo XX de su situación estratégica, entre Francia "pionera de la aviación europea" y sus colonias del norte de Àfrica y por ello no tardaron los mallorquines en ver hidroaviones amerizando en sus costas en aquellos «locos años veinte». La terrible guerra de Marruecos contribuyó también a establecer líneas entre la Península y el país norteafricano, con escalas en Palma. En 1921 el mallorquín José Tous Ferrer, fundador de Ultima Hora promovió la Compañía Aero-Marítima Mallorquina, que se adjudicó el servicio Barcelona-Palma con cinco hidroaviones de fabricación italiana. Con la llegada de la II República, el Gobierno intervencionista de entonces quiso asegurar los enlaces peninsulares con Balears y Canarias. En 1934 dos hidroaviones alemanes cubrían la ruta Barcelona-Palma. Un año después habría línea Madrid-Palma. El estallido de la Guerra Civil vino a truncar el desarrollo de la aviación comercial y todas las rutas quedaron suspendidas para servir a los intereses bélicos.