Todo el equipo de vuelo es preparado con sumo cuidado.

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La muerte el pasado 14 de octubre del subcampeón de España de ala delta, Rafael Borràs Cerdà, ha puesto en tela de juicio la seguridad de este tipo de deportes conocidos popularmente como «deportes de riesgo». No obstante sus compañeros de vuelo, se reunieron anteayer como cada fin de semana desde hace ya 20 años para demostrar que el que murió no fue «un temerario» sino un profesional altamente preparado y avalado por un excelente curriculum.

La historia del ala delta en Baleares se remonta al año 1981, año en el que se funda el club Vol Lliure. Actualmente una treintena de personas, entre ellas una sola mujer, forman parte de este club, un requisito obligatorio para poder practicar el ala delta en las Islas y es que todos los tripulantes han de estar federados.

Esta medida pretende garantizar la seguridad de los aficionados a este deporte y hasta el momento ha dado sus frutos pues en los veinte años de existencia del club balear el accidente de Rafael Borràs Cerdà ha sido el único mortal que se conoce, lo que supone un índice de siniestralidad muy inferior al de otros deportes de riesgo.

La única escuela de vuelo con ala delta que existe en Baleares tiene su sede en Petra. La práctica de este deporte está abierta a todas aquellas personas mayores de 16 años, con permiso paterno si aún no han cumplido 18. El cursillo básico de vuelo, en el que se aprende a despegar y aterrizar, dura 15 días y tiene un precio aproximado de 90 mil pesetas aunque todos los aficionados coinciden en señalar que el verdadero aprendizaje viene después, con las salidas que se organizan cada fin de semana desde las distintas cimas de Mallorca.